Gustavo Dudamel Dirige en Barquisimeto

Por Andreina Flores

Barquisimeto no se ha ganado su fama de capital musical por nada. Esta ciudad sigue pariendo genios musicales que van llevando notas larenses por el mundo entero y dejan con la boca abierta a los públicos de Alemania, Francia, Italia … para luego ponerse otra vez la chaqueta tricolor y volver a casa con la gloria en las manos.Hoy tuvimos el privilegio de ver de cerquita a uno de esos hijos musicales que nos llenan el pecho de orgullo: Gustavo Dudamel.
Pasión desde los pies hasta la punta de la batuta y una cabeza llena de rizos que le dan todavía más intensidad a la partitura.
Dudamel juega, manotea, sonríe, se pone serio, salta y vuelve a saltar. Cada brinco le da una nueva definición al fortissimo de la academia. Gustavo parece derramarse en energía y con cada movimiento inspira a la orquesta, al espectador, a todo el mundo.

Esta noche, Gustavo Dudamel se montó en el escenario de nuevo para dirigir a un híbrido de tres orquestas: Orquesta Sinfónica de Lara, Orquesta Juvenil de Lara y Orquesta de la Juventud Venezolana Simón Bolívar.

Se lanzó con tres oberturas de Verdi y desde las primeras notas, ya estaba demostrado por qué ha sido merecedor de distinciones como el premio de dirección Gustav Mahler, la ovación en los conciertos Proms de la BBC de Londres o el contrato como director titular de la Filarmónica de Los Ángeles.

Pero claro, tenía que llegar el momento de ponerse venezolanos, todos esperábamos que Dudamel sacara su alma nacional y nos dedicara algo criollito.
Junto con el Cuarteto Lara Somos – donde tres de los integrantes son invidentes – Dudamel se pone su chaqueta en amarillo, azul y rojo, con el nombre de Venezuela en la espalda y anuncia que viene un Pajarillo. Los muchachos de Lara Somos quizás no puedan ver… ¡¡pero cómo tocan!!!! Piano, mandolina, cuatro y maracas sonaron como debe sonar un buen pajarillo venezolano.

Luego, Dudamel se lanzó con otra de las piezas que ya se ha convertido en su sello personal y que ha puesto a bailar a las audiencias más serias: El Mambo de Bernstein.
!!!Qué bueno sonó eso en Barquisimeto!!!
Yo estaba que no cabía de la emoción y del orgullo. ¡Un guaro con tanto talento y triunfando por el mundo entero!!
El concierto terminó con el Himno Nacional, donde Dudamel tomó el puesto del concertino y violín en mano, tocó la canción que mejor se sabe en su repertorio.

Gustavo no es de muchas muchas palabras pero sí de una gran sensibilidad.
Desde aquí le deseamos todo el éxito del mundo y que siga triunfando en todas partes. Eso sí, que nunca se olvide de su tierra que tanto lo admira…

PD: Sí, las fotos me quedaron terribles esta vez.